Entrevista a Jesús Corbacho sobre la Lámpara Minera y sus oportunidades

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La música flamenca es un arte que evoca emociones profundas, y pocos artistas han sabido capturar esa esencia como lo ha hecho Jesús Corbacho. En su reciente visita a Madrid, tuvimos la oportunidad de hablar con él sobre su victoria en la edición 2024 de la Lámpara Minera, un galardón que representa no solo un reconocimiento a su carrera, sino también un homenaje a su padre. En esta conversación, Corbacho reflexiona sobre su trayectoria, el valor del cante dentro del flamenco y sus proyectos futuros.

La emoción de ganar la Lámpara Minera

Recordar el momento en que se anunció su victoria es algo que le provoca una profunda emoción. Para Corbacho, participar en la Lámpara Minera fue más que una simple competencia; fue un tributo a su padre, quien falleció poco después. “Mi padre me llevó a todas partes y luchó por mis sueños. Sabía que era mi última oportunidad de darle esa alegría”, comparte. La explosión de emociones que sintió al escuchar su nombre es indescriptible, un momento donde se fusionan el reconocimiento profesional y el amor familiar.

La Lámpara Minera, uno de los premios más prestigiosos del flamenco, no solo le ha otorgado la satisfacción de haber sido reconocido, sino que también ha cambiado el rumbo de su carrera. “Antes, aunque llevaba 20 años cantando, muchos programadores pensaban que era un buen cantante, pero solo para la danza. Ahora, he empezado a recibir llamadas para recitales”, explica con una mezcla de orgullo y gratitud.

El valor del cante en el flamenco

Corbacho tiene una visión clara sobre la relación entre el cante y la danza en el flamenco. Él considera que el cante, el canto flamenco, es la raíz de todo, un arte que debería recibir más reconocimiento. “El cante para danza requiere un dominio rítmico y adaptabilidad. Enrique el Extremeño, por ejemplo, es un monstruo en el escenario, y es un cantaor para danza”, dice. Este aspecto del flamenco, a menudo subestimado, es fundamental para el desarrollo de la danza misma.

  • El cante es la esencia del flamenco.
  • Requiere una conexión íntima entre el cantante y el bailarín.
  • Los grandes del flamenco, como Camarón y Morente, comenzaron en este ámbito.

Preparación y dedicación para la competencia

El proceso de entrar en la Lámpara Minera no fue fácil. Aunque fue una decisión personal, Corbacho recibió apoyo fundamental de dos maestros: Jeromo Segura y Miguel Poveda. “Jeromo vino a mi casa innumerables veces, y Miguel me enviaba notas de voz corrigiendo aspectos de mi técnica”, recuerda. Esta preparación le permitió sumergirse en los secretos del cante minero, un estilo muy específico del flamenco que demanda una profunda comprensión y pasión.

La dedicación de Corbacho hacia el cante es evidente. Siempre está escuchando música flamenca, ya sea en el coche o en el gimnasio, lo que demuestra su compromiso con el arte. “Incluso mis hijos me dicen que apague la música”, se ríe al recordar estas anécdotas familiares.

Un estilo personal y auténtico

El estilo de Jesús Corbacho es inconfundible. Él mismo lo define como “natural y real”. En su interpretación, cada actuación es única; incluso él no sabe qué “plato” va a cocinar hasta estar sobre el escenario. Esta autenticidad puede ser polarizante, ya que su voz no es del agrado de todos, pero para él, eso es preferible a ser una mera copia de otros artistas. “Contar una historia con mi canto es lo más importante para mí. Morente decía que el canto más difícil es el que más se lucha”, señala.

Explorando nuevas direcciones en el flamenco

Corbacho no descarta la posibilidad de experimentar con el flamenco, como lo han hecho otros artistas contemporáneos. “Si siento la necesidad de explorar, lo haré. He cantado en espectáculos donde se incorporaron sonidos de bicicletas”, dice entre risas. Sin embargo, subraya que cualquier cambio debe surgir de su interior y no ser simplemente una tendencia pasajera. “Admiro a artistas como Rocío Márquez y El Mati, porque su trabajo es genuino. No haría un proyecto en el que no crea, aunque paguen bien”, añade, reafirmando su compromiso con la autenticidad artística.

Proyectos futuros: un camino lleno de sueños

Mirando hacia el futuro, Corbacho tiene ambiciones claras. Uno de sus sueños es grabar un álbum muy especial, donde cada tema cuente con la colaboración de artistas significativos en su vida, como Miguel Poveda o El Extremeño. “Me encantaría grabar con Riqueni o Lole, espero que se haga realidad”, expresa con una mezcla de emoción y determinación.

Además, se prepara para una actuación muy esperada en el Liceu de Barcelona durante la gala de ganadores, un evento que nunca imaginó poder protagonizar. También continúa su trabajo en el espectáculo El Choro, donde fusiona danza, música y un enfoque divertido, demostrando que el flamenco también es sinónimo de alegría.

El lado familiar de Jesús Corbacho

Aparte de su carrera, Corbacho es un hombre profundamente familiar. “Mis tres hijos son mi mayor regalo. Entré en la competencia para tener más oportunidades y poder estar con ellos”, dice con sinceridad. La vida de un artista puede ser exigente y, a menudo, implica estar lejos de casa. “Ayer, mi hijo jugó con la selección andaluza y no pude ir. Viajamos mucho, y a veces solo veo aeropuertos y teatros”, reflexiona con una expresión de nostalgia.

Sin embargo, mantiene un equilibrio en su vida personal, incluso practicando boxeo con su hermano como parte de su recuperación tras una cirugía de rodilla. “Me dicen que es bueno para mi recuperación”, concluye, mostrando que su pasión por la música no le impide cuidar de su salud y bienestar.