Julio Ruiz, un talento emergente del flamenco, está a punto de sorprender al mundo con su nueva obra La familia. A través de esta pieza, el bailaor y coreógrafo almeriense busca explorar las complejas dinámicas familiares que lo han moldeado. En un entorno donde la danza y el arte a menudo se limitan a la técnica, Ruiz se atreve a ir más allá, invitando al espectador a cuestionar su propia realidad.
La gestación de La familia: un viaje personal y artístico
La familia no es solo un título; es un profundo análisis de las relaciones que forman la esencia de la vida del artista. A través de la mirada hacia tres mujeres clave en su vida—su madre, su abuela y su tía—Ruiz aborda la noción de familia de una manera que trasciende lo convencional. Este enfoque no solo rinde homenaje a las mujeres que lo han influenciado, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre la herencia y la identidad.
Julio menciona que, a pesar de que su obra parece una carta de amor, también es una herramienta para desmantelar viejos patrones familiares. A través de su danza y escritura, busca entender qué parte de su legado acepta y cuál decide dejar atrás. Su intención es clara: redefinir lo que significa ser familia en un contexto contemporáneo.
El proceso creativo: fusionando danza y escritura
Lo que distingue a Ruiz de otros artistas es su enfoque en la escritura como base de su trabajo. Este método le permite canalizar su vulnerabilidad y honestidad a través de la danza. Al hablar sobre su proceso, confiesa que se siente más libre escribiendo que bailando, ya que no siente la presión de ser «el mejor» en un campo donde la competencia es feroz.
Ruiz utiliza la escritura para dar forma a sus pensamientos, estableciendo un diálogo interno que luego se traduce en movimiento. Esta conexión entre palabra y danza se convierte en el corazón de su obra, permitiendo a los espectadores no solo ver, sino sentir cada emoción a través de sus movimientos.
- Vulnerabilidad: La exposición personal se convierte en una fortaleza.
- Ficción: Abordar temas difíciles mediante el arte.
- Diálogo: Establecer una conversación entre el artista y el público.
Las mujeres en el centro de la narrativa
Tras haber explorado la masculinidad en su anterior obra, Tocar a un hombre, la decisión de centrar su nueva pieza en las mujeres de su vida es deliberada. Ruiz reconoce que estas mujeres han sido las verdaderas arquitectas de la familia, y su presencia es fundamental para entender su identidad. Este cambio de perspectiva permite a Ruiz explorar temas de amor y muerte desde una óptica femenina, enriqueciendo su narrativa artística.
Al decir que «el 50 por ciento de lo que somos es ellas», enfatiza la importancia de la figura femenina en su vida y en la cultura en general. Esta obra es un homenaje a sus raíces y una reflexión sobre cómo lo femenino ha dado forma a su visión del mundo.
El impacto de la residencia en París
La reciente residencia en el Centre National de la Danse de París ha sido un hito crucial en su carrera. Durante tres meses, Julio vivió en un entorno que le permitió crear sin las presiones económicas que a menudo enfrentan los artistas. Esta experiencia le proporcionó una nueva perspectiva sobre la creación artística, permitiéndole trabajar desde un lugar de tranquilidad y disfrute.
La interacción con otros artistas de diversas disciplinas no solo amplió su red creativa, sino que también le permitió reflexionar sobre la diferencia entre las culturas artísticas de Francia y España. En Francia, el teatro y la danza son más accesibles, con un fuerte apoyo institucional, lo que contrasta con la realidad española, donde la precariedad puede ser un obstáculo significativo para los artistas.
El vestuario: una expresión artística
El vestuario en La familia juega un papel crucial en la narrativa. Diseñado por Ernesto Artillo y confeccionado por Carlota Caro, el vestuario refleja la dualidad entre lo tradicional y lo contemporáneo. Ruiz considera que la imagen es una parte esencial de su trabajo, y aunque guarda sorpresas para el estreno, promete que el vestuario será un elemento visualmente impactante que complementará su danza.
Desafiando las normas del flamenco
En el contexto actual del flamenco, donde las normas a menudo son rígidas, Ruiz se posiciona como un innovador. Su afirmación de que «el arte debe incomodar» resuena con la búsqueda de autenticidad en una forma de expresión que ha sido históricamente tradicional. Al abordar temas tabú y fomentar el diálogo sobre la identidad y la cultura, se convierte en un agente de cambio dentro de la escena flamenca.
Su respuesta a las críticas que ha recibido, especialmente tras la viralización de una sevillana en las redes sociales, muestra su compromiso con la libertad creativa. En lugar de retroceder ante el ataque, Ruiz elige avanzar, utilizando la controversia como combustible para su arte.
Definiendo el éxito en su carrera
Más allá del reconocimiento y el aplauso, Ruiz define su éxito en términos de felicidad personal y autenticidad. Para él, el éxito no se mide por la fama, sino por la capacidad de mantenerse fiel a su visión artística y hacer lo que realmente ama. Esta perspectiva refleja un enfoque saludable hacia su profesión, donde cada paso se da con intención y propósito.
Con planes de llevar La familia a diversos escenarios y de crear un documental cinematográfico, Ruiz está enfocado en continuar su viaje artístico. La creación de un libro de artista que compile sus escritos es otro paso importante hacia la consolidación de su legado, un testimonio de su evolución como artista y como individuo.

























